La quiero
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El movimiento feminista ha sido, y sigue siendo, uno de los lugares más importantes para pensar no sólo la opresión de las mujeres sino cuestiones relativas a las relaciones de poder, a las “ficciones políticas” -la identidad sexual, el género, la clase social, la raza…- que nos conforman y constituyen. Ficciones que, como ha señalado Beatriz Preciado, “son somáticas (es decir, toman la forma de la vida) y en ciertos casos pueden ser deconstruidas y reconstruidas a través de diversas estrategias de resistencia y subversión crítica para que, en vez de subyugarnos, nos empoderen”. Durante la década de los noventa, diversas autoras feministas y lesbianas, como Judith Butler o Sue-Ellen Case, proponen una definición del género en términos de performance, en reacción tanto a la afirmación del feminismo esencialista de una verdad natural o pre-discursiva de la diferencia sexual, como a la imposición normativa de ciertas formas de masculinidad y feminidad. Más tarde, la propia Butler y Eve K. Sedgwick, caracterizarán la identidad de género como el resultado de la «repetición de invocaciones performativas de la ley heterosexual». Esta doble intervención crítica que podría caracterizarse como «giro performativo» dió lugar a nuevas interpretaciones de las representaciones de género y sexualidad, tanto en el espacio estético como político. Al mismo tiempo, cuando en 1991 Teresa de Lauretis inventa el término «teoría queer» desplaza con un solo gesto las pretensiones de localizar un núcleo duro de la identidad gay y lesbiana, así como las intenciones de ocultar los discursos, las narraciones y las representaciones que emergen en las culturas minoritarias feministas, gays, lesbianas, trans y post-coloniales. Junto a ello, el activismo que emerge de la crisis del sida, de la denuncia de los protocolos intersexuales y de la politización de la discapacidad, hacen de la vulnerabilidad corporal una plataforma de acción y resistencia. Hombres sin pene, mujeres con barba, cuerpos seropositivos, padres que gestan… reclaman su uso crítico y su redefinición colectiva. Según Preciado, se trata de revoluciones moleculares, como las que soñaba Félix Guattari, que desbordan las teorías feministas de la igualdad, las políticas de identidad y de la representación y exigen nuevas estrategias de acción que reconozcan la multiplicidad (de ahí el título de esta exposición) como fundamento de un nuevo contrato democrático.…
Hace un par de semanas se publicaron en España dos estudios sobre la violencia de género en adolescentes y jóvenes cuyos resultados venían a demostrar que los adolescentes, ellos y ellas, son cada vez más machistas y no menos. Todo el mundo puso el grito en el cielo y recordó la falta de políticas de igualdad. Pero aquí convendría recordar que hace dos años Amnistía Internacional publicó un informe en el que denunciaba que en los países nórdicos, con décadas de políticas y formación igualitarias, se sigue produciendo mucha violencia machista; tanta o más que aquí. La realidad es que en Suecia el machismo es tan peligroso y violento como aquí. Así pues, tenemos que asumir que décadas de un cuasi feminismo de estado no parecen haber cambiado sustancialmente eso que Connell llama “el orden de género”. El problema es que el orden de género es un mecanismo de una complejidad que parece inabarcable. Como dijo una vez Celia Amorós con una metáfora muy afortunada, el patriarcado es como la cabeza de Medusa, con serpientes en lugar de cabellos; cortas una y crece otra aún más fuerte. Las feministas tenemos a veces la sensación de que mientras estamos combatiendo una serpiente (por ejemplo, la de la desigualdad legal) hay otra que está engordando (la del lenguaje, por ejemplo); mientras nos volvemos a la del lenguaje nos crece la dictadura de la imagen corporal y cuando le damos un golpe a ésta parece engordarse la de la violencia machista; cuando legislamos contra la violencia machista entonces ésta se enmascara tras la violencia simbólica de las representaciones…y así vamos acumulando agotamiento y frustración.Leer el artículo al completo en Píkara Magazine.…
TRANSFEMINISMOS. Epistemes, fricciones y flujos Miriam Solá y Elena Urko (comp.) Prólogo de Beatriz Preciado Esta antología pretende cartografiar la emergencia de toda una serie de discursos, prácticas políticas y producciones culturales ligadas al feminismo y a las luchas de liberación sexual y de género que habitan activamente los movimientos sociales del Estado español. No es una recapitulación de todas las reivindicaciones y acciones que se han emprendido desde lo que podríamos llamar feminismos queer, transfeminismos o nuevos feminismos. Se trata más bien de crear un archivo para recuperar y mantener un legado de activismos, visibilizando las voces de algunas de sus protagonistas. Voces que desafían las formas de saber científico y del pensamiento institucional. A través de cada texto se reconstruye una genealogía, se lanzan preguntas, se visibilizan posturas, debates y colectivos. Este libro es, sobre todo, un compromiso con la recreación y la reconstrucción de saberes subversivos, de experiencias y memorias políticas al servicio de quienes luchan en los intersticios del feminismo. Participan: AITOZOLE ARANETA, ALEX AGUIRRE, AMAIA OROZCO, ANA BURGOS, BEATRIZ PRECIADO, BENGALA & MAGNAFRANSE, BROT BORD, CRISTINA GARAIZABAL, DIANA J. TORRES, DIEGO GENDERHACKER, ELENA URKO, HELEN TORRES, ITZIAR ZIGA, KLAU KINKI, LETICIA ROJAS, LUCIA EGAÑA, LUCRECIA MASSON, MEDEAK, MERY SUT, MIRIAM SOLÁ, O.R.G.I.A, POST-OP, QUIMERA ROSA, RAQUEL (LUCAS) PLATERO, SANDRA FERNÁNDEZ, SARA LAFUENTE, SAYAK VALENCIA, TEO PARDO, VERONIKA ARAUZO, YENDÉH R. MARTÍNEZ.+ info …
list of women working with their own body as territoire that influenced me: Ana Mendieta Francesca Woodman Cindy Sherman …found later kindred spirits : Elsa von Freytag-Loringhoven Yayoi Kusama Esther Ferrer Angels Ribé María LlopisTodo un honor formar parte de esta lista. Más sobre Esther Planas.…
Empecemos a cobrar, mujeres, por todo: por gestar, por follar, por cuidar niñxs y ancianxs, por gestionar el dinero de la casa, por cocinar… basta de gratuidad del trabajo femenino, aprendamos de las putas. Basta de esclavitud femenina ¡Cobrar y cotizar ya!Alicia Murillo…