Abril

Abril

Un perro bulldog me ha destrozado un piso que había alquilado a un chaval con los ojos rojos. Se ha comido la puerta de entrada, las puertas de interior, los muebles, las paredes. Ruina. Impuestos. Gastos de reforma.

Llevo una criatura en mi interior. Vamos juntas en una barca perdida. En el mar. Bajo el cielo azul. Te falta presencia paterna, me dijo el médico. Siempre me faltó. Los puñales que llevo clavados en la espalda me duelen. Y sangran. Mi abuela. Hay que estar muy cuerdo para cuidar a un loco. Yo no. Mi terapeuta. Presencia paterna. Protección. Locura. Mi barco a la deriva. Yo y esta pequeña criatura. Nos bañamos en agua con esencia de geranio. Me gustaría nacer de nuevo. Me gustaría morir y volver a nacer en ella. ¿Es eso ser madre?

9 Comments
  • ana elena pena
    Posted at 19:23h, 12 abril

    Enhorabuena, María! Me alegro muchísimo y seguro que serás una madre estupenda :)

  • la Ziga
    Posted at 21:55h, 12 abril

    ¿No sería un bulldog zombie? Joder qué mandíbula.
    Preciosa, zorionak!!!!!

  • Jose
    Posted at 22:01h, 14 abril

    ¡Enhorabuena!

  • Maria Llopis
    Posted at 10:29h, 15 abril

    Merci!

  • Deissi
    Posted at 20:45h, 19 abril

    Tienes la gran suerte de que tu abuela vea a tu criatura…yo a causa de una puta enfermedad que se llevó a la abuela consoladora y que me quería infinitamente no lo podré ver….

  • Alicia Murillo
    Posted at 00:18h, 21 abril

    Y este es de 9 días después de parir:
    Ha nacido Iván
    Publicado en 16 agosto 2007 by aliciamurillo22

    Ha nacido Iván y está sano y esa es sin duda la mejor noticia de mi vida. Es también la frase que resume todo lo que ha ocurrido en esta semana, sin más coloraturas ni matices, así de franca y alegremente dicho. Pero hoy ya sé que la vida no son palabras francas, lo he aprendido en el hospital, mientras empujaba, mientras veía a mi niño en brazos de cuatro o cinco enfermeras que corrían llevándolo lejos de mí, a una camilla lejana como un continente y sin que ello pudiese tener la menor importancia para mí. Vete con él; no, quiero estar contigo; yo quiero que te vayas con él; se parece a ti; no me hables de él ahora. Dolor ¡La anestesia ha perdido efecto! Me duele, it hurts! It hurts! It hurts!

    La máquina dispara en la mano emocionada y alegre del abuelo desde la mañana, con las primeras contracciones, cuando aún son divertidas y te hacen pensar en cosas agradables de tu futuro más inmediato. Flash… una en el sofá para hacer ver como era la barriga antes de salir para el hospital. Flash… otra sonriendo, para hacer ver todo lo que se ignora aún. Flash… y todo cambia, en un momento, ya sabes que nada volverá a ser como antes. Tu vida es la vida de otra vida. Tu vida hoy vale más que antes porque de pronto encontraste la dirección a seguir, esa que tanto anhelabas, la que diste por perdida en más de una ocasión. Pero al mismo tiempo te das cuentas de que te has convertido en un ser frágil y completamente dependiente de la felicidad y la salud de otro. No hay porque alarmarse por ahora.

    Estoy desnuda. Él está desnudo. David me hace ver en todo momento que está vestido, pero también anda en pelotas por el hospital, paseando su vulnerabilidad y cargando con la mía para ayudarme con la cicatriz y el miedo. Mi prima también lo tuvo, es muy común, no hay que alarmarse, mete el niño ahí y déjalo sólo, posibles daños en el cerebro, está bien, no llores más, se pondrá bueno, nos vamos a reír de todo esto mañana, está tranquilo, míralo, sé que es duro, se pondrá bien, se pondrá bien, se pondrá bien…y tú pensando que más vale porque sí no fuese así ya todo habría terminado, para siempre.

    It hurts! It hurts! Y la voz no basta, nunca me ocurrió, siempre se me quedaron pequeños los teatros, mi voz siempre fue enorme y hoy el grito de dolor parece un maullido anémico. La voz aún sale fuera, va de dentro afuera y hace entender al equipo médico que si pido la epidural a tan sólo tres centímetros de dilatación no es por atojo. Todos se quedan sordos, mis aullidos les perforan los tímpanos y a mí me parecen tímidos lamentos, voz ahogada, si los comparo con el dolor de mi útero al contraerse.

    Nadie te lo cuenta, sólo te lo hablan. Te hablan de los buenos y los malos ratos. Tú también te lo hablas, se habla mucho en nueve meses e intentas imaginar. Qué patraña. Nadie puede decirte cuanto vas a quererlo, eso no se puede decir. No podríamos explicar nunca qué es su presencia, ni tu felicidad, ni su miedo, ni tu miedo.

  • Maria Llopis
    Posted at 11:49h, 22 abril

    Gracias Alicia, me emociono.

  • Matriarcal
    Posted at 20:49h, 06 mayo

    Enhorabuena y ánimo!