Maternidades subversivas

¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión.

Julia Ward, Proclama del Día de las Madres, 1870

Leer al artículo que lo explica aquí.…

«En el proceso del nacimiento, la mujer sabia permite a la madre dar a luz por sí misma. Una comadrona retira los obstáculos, crea seguridad, y se quita de en medio. Después del nacimiento, la madre se siente orgullosa del proceso de nacimiento natural. ¨Lo hice yo sola¨ -dice, mientras la comadrona desaparece.»

El Tao de las Mujeres.…

¿Cómo podemos ayudar a Alexandra Orellana? Una petición en Change.org para empezar.. y luego?

22 de Marzo de 2016
Me llamo Alexandra Orellana, tengo una hija de ya 2 años y 9 meses, hace más de dos años que no estamos juntas. Todo empezó el 14 de diciembre 2013 cuando la lleve a su médico alópata en la clínica las condes, debido al cambio en su color de piel y otras características que me parecieron de preocupación. En la clínica, luego de examinarla, mencionaron que mi hija estaba con una anemia muy fuerte y que debía hospitalizarla. Sin embargo, el médico se negó a internarla en la clínica, por lo que fui donde su pediatra naturópata por una segunda opinión, la cual me indicó lo mismo. Me dirigí de forma inmediata al hospital de mi comuna y mi hija fue ingresada de urgencia por una anemia megaloblástica severa, en este entonces mi pequeña tenía 6 meses y medio. Debido al desconocimiento de las nuevas formas de crianza y maternidades, el hospital se alarmó al enterarse que tuve un parto en casa, que opté por un régimen de salud sin vacunas debido al mercurio que contienen y todo lo que eso implica, y también fue motivo de juicio mi régimen alimenticio vegano de hace ya 13 años, sumado al consumo ocasional de marihuana.

Laura Santiago me cita en un artículo sobre las pruebas médicas para embarazadas. Es una revista para mujeres que ha lanzado La Vanguardia. La han llamado fashion and arts y se han quedado tan a gusto.

“Si a las mujeres parece que siempre se les puede decir qué tienen que hacer, durante el embarazado es mucho peor”, critica la artista Maria Llopis, autora de Maternidades subversivas (editorial Txalaparta), quien cree que la sociedad en general y los médicos en particular tratan a las embarazadas como si fueran niños pequeños. Madre de un hijo, Llopis carga contra el protocolo de pruebas médicas que se establece durante el embarazo, y cree que se debería explicar que son opcionales y dar alternativas menos invasivas a quienes no quieran hacérselas. “A mí me presionaron mucho para que me hiciera una amniocentesis, aunque yo no quería correr el riesgo que implica”.

Durante mucho tiempo, para algunos sectores de los feminismos, ser madre equivalía a estar oprimida por el sistema heteropatriarcal. María Llopis alza su voz y las de otras dieciocho compañeras para desmontar ese pensamiento desde diversas experiencias y reflexiones. Basándose en la entrevista como eje del relato, Maternidades subversivas nos narra la historia de caminos muy heterogéneos que tienen un punto en común: la defensa de la maternidad como espacio político y de lucha para el feminismo, y su potencial para desmontar el sistema capitalista y patriarcal. La fotografía, el postporno, la ecología, la crianza queer o la partería tradicional son algunos de los ejes que las mujeres aquí reunidas trabajan para alumbrar el camino libre de la maternidad.

Leed la reseña al completo aquí.…

Llopis argues that this is because we are completely disempowered from our own bodies – putting all the power and trust in the medical system, “outside our bodies” which is ironic since the baby is coming from inside.

Un artículo de Sarah Hurtes sobre el parto orgásmico

Hi ha mares subversives, però… pot subvertir-se la maternitat exercint el rol de mare? A ‘Maternidades subversivas’ (Txalaparta, 2015), l’artista María Llopis entrevista dinou persones que qüestionen la maternitat des de diferents perspectives. Al llarg d’aquesta sèrie de converses disteses, l’autora posa les seves cartes sobre la taula. El llibre repassa els parts desmedicalitzats i parts orgàsmics, la maternitat com un estadi més de la sexualitat, els avortaments autogestionats, les tetes compartides i anticapitalistes, les maternitats remunerades, mares de la terra i de l’art del porno, les mapaternitats ‘trans’, la maternitat trans-hack-feminista, la criança ‘queer’ i compartida, el matriarcat… L’autora ofereix un recorregut per diverses vivències, pràctiques i discursos que polititzen i sexualitzen la maternitat, que la desvinculen de la biologia i la resignifiquen, omplint el mateix concepte amb opcions imprevistes pel patriarcat i, fins i tot, fent-lo explotar.

Vuit lectures feministes que no podràs ignorar aquest 8 de març

Aquí os dejo un extracto de la entrevista realizada en eldiario.es a Kate Bolick, que acaba de publicar Solterona. Plantea un tema que es la punta del iceberg de la abolición del formato de pareja heterosexual monógama, que no tiene ningún sentido, ni para vivir, ni para criar. Es una tema que aparece una y otra vez en las presentaciones de Maternidades subversivas, en relación con el surgimiento de nuevas formas de organizarnos en la crianza colectiva.

La autora analiza los últimos fenómenos de la sociedad tardocapitalista, desde las citas online hasta la cultura de los ligues de una noche en las universidades estadounidenses -un fenómeno que comienza a popularizarse en los años noventa-, pasando por el más que comprobado (según Bolick) reloj biológico de los hombres a partir de los 40 años. Todas estas situaciones se basan en una premisa, la del «baile de sillas», según el cual hay que emparejarse y tener descendencia. Y cuando esto no ocurre, no hay alternativa.

Pero Bolick analiza también desde su propio caso personal, que el lector toma como algo paradigmático: ¿por qué una chica se construye, desde la infancia, como un ser que tiene que ser deseado por encima de todo?