Blanco, varón, de clase media, sin discapacidades físicas, casi siempre heterosexual y ciudadano de Estados Unidos.

Blanco, varón, de clase media, sin discapacidades físicas, casi siempre heterosexual y ciudadano de Estados Unidos.

He escrito este artículo para otros hombres blancos de clase media, con ideas políticas de izquierdas, y que participan de algún modo en movimientos sociales. Quiero tratar el machismo desde mi propia experiencia de enfrentar el sexismo desde un punto de vista emocional y psicológico. He elegido este enfoque porque quiero poner en cuestión la dimensión personal de estos temas, porque creo que es la forma más efectiva de trabajar con otros hombres contra el sexismo, y también porque muchas compañeras con las que trabajamos nos piden que no pasemos por alto estos aspectos. Como escribe Rona Fernández, del Youth Empowerment Center en Oakland, «Hay que animar a quienes tienen privilegios debido a los papeles de género a que examinen el papel de las emociones (o de su ausencia) en la forma en que viven sus privilegios. Digo esto porque pienso que los hombres también sufren bajo el patriarcado, y una de las formas más claras en que el machismo les deshumaniza es su incapacidad de expresar o entender sus emociones.» Clare Bayard del grupo Anti-Racism for Global Justice lanza a los hombres la siguiente pregunta: «Si te costó años formar tu conciencia política, ¿por qué piensas que la comprensión emocional es algo innato, que no requiere ningún esfuerzo?»

[…]

Crecí pensando que yo era un individuo recorriendo mi propio camino linear de progresión, sin un pasado por detrás. La historia era para mí un conjunto de datos y fechas interesantes, pero sin ninguna conexión clara con mi vida. Yo era una persona en mi propio mundo. Entonces comencé a aprender que ser blanco, varón, de clase media, sin discapacidades físicas, casi siempre heterosexual y ciudadano de Estados Unidos no sólo significa que tengo ciertos privilegios, sino que además me da un pasado. Yo formo parte de categorías sociales – blanco, varón, heterosexual y de clase media, grupos creados y moldeados por la historia -, que son considerados el patrón de la «normalidad», a partir del cual las otras personas son juzgadas. A la imagen que tenía de mi identidad individual, de ser «mi propia persona», se le unieron las imágenes de barcos de esclav@s, de comunidades indígenas arrasadas y quemadas, de familias destruidas, de violencia contra las mujeres, de hombres blancos de las clases dominantes usando a hombres blancos pobres para colonizar a las mujeres blancas, de personas de color y de la Tierra.

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Gracias Jo Sol!

3 Comments
  • Alberto Pérez
    Posted at 10:32h, 16 noviembre

    Qué artículo largo!
    Aunque cambiar el foco tras el post sobre psicópatas y enfrentamientos entre mujeres está muy bien.

  • admin
    Posted at 23:46h, 16 noviembre

    Es un buen artículo sobre el machismo y los hombres, y contado en primera persona, como a mí me gusta. Y sí, dios, era perfecto para desvíar la atención…
    Algo más elocuente que «qué largo..»?

  • Alberto Pérez
    Posted at 10:13h, 17 noviembre

    El artículo está bien, y sí es interesante (al menos para mí, como hombre hetero) para reflexionar sobre ciertos comportamientos inconscientes. Tampoco es que me haya reconocido demasiado en ninguno de ellos, pero imagino que mis conocidas podrían decir lo contrario.

    Así, por trollear, también te digo que en las reuniones mayoritariamente femeninas hay temas en que si hablo me miran con la condescendencia de ‘qué sabrás tú, que eres un hombre hetero blanco etc’.

    Todo es muy simétrico, a veces.