Maria Llopis

Las palabras quieren decir tan poco. Nos matamos a escribir y a leer blogs, novelas, ensayos y poesía, cuando todas esas palabras están a miles de kilómetros de poder explicar la complejidad de nuestras emociones. Pero seguimos intentándolo.
Pienso en el post que precede a este que escribo ahora, en mi libro por publicar y en las palabras de mis amantes. Espejismos de realidades imaginarias.

Yo creo que cuando empiezas una relación sabes ya el motivo por el cual acabará. La primera noche, la primera cena, el primer polvo. Y aunque ves de forma clara y limpia la razón por la que no va a funcionar entre vosotros, sigues. Una semana, un mes, un año, cinco. Enamorase se llama. Y un buen día se acaba, y recuerdas aquel comentario, aquel polvo mal echado, aquella mirada. A mí siempre me pasa.

Ahora no quiero hablar de amor, con sentirlo me basta. Porque las palabras son literatura y yo ya tengo un editor.


Yo siempre quise tener un blog sobre los cotilleos de la escena underground barcelonesa. Yo y mi ex, que si algo teníamos en común era nuestra afición al cotilleo. Podía pasarse horas hablándome de gente a la que yo ni siquiera conocía y siempre se refería a tal o cual persona como fulanito de tal, ex de menganita de cual. O novio de menganito y amante de no-sé-quien. Así que ahí va, por mi ex, por todos y por mí primero: un blog sobre la actualidad cotilla de la ciudad en la que vivimos, disfrutamos y sufrimos de tantas emociones.

Si no lo abrí antes fue porque no encontré nunca un buen nombre. Os voy a contar la historia. Este pasado verano (snif, qué pena que se acabó el verano) estaba yo muy bien acompañada en la sala VIP del Festival de Benicàssim cuando presencié una situación digna de las mejores revistas del corazón: Pete Doherty, el mismo que viste y calza, le entró a Natalia Ángel, maravillosa artista colombiana que exponía su obra en la sección de arte del FIB: All you need is happiness. Como bien es sabido, los artistas tienen barra libre en el susodicho festival, así que allá iba Natalia, que es un ángel, cargada con cubatas y cervezas hasta arriba cuando se chocó con Pete.…

Este es un libro sobre los orígenes y las características de la imaginación pornográfica moderna. Dicha imaginación se ha construido al paso que se investigaba y asentaba la autonomía de lo erótico, marcando distancias de los postulados de la religión y la moral hegemónica del mismo modo que han tenido que hacer lo propio la ciencia, la ética o el arte contemporáneos.
Por eso no es extraño que buena parte de los nombres más señeros de la modernidad: de Giulio Romano a Apollinaire, pasando por Diderot hayan hecho aportaciones fundamentales al desarrollo de la imaginación pornográfica y la autonomía de lo erótico.

Por supuesto que esta autonomía de lo erótico ha jugado siempre, como ha sucedido con la autonomía del arte, en el ambigüo campo de una sociedad basada en profundas discriminaciones de género, raza y clase social, un campo que se ha preocupado tanto de pregonar los grandes principios del humanismo y la libertad como de restringirlos cuidadosamente a la hora de la verdad. Buena parte del libro se ha dedicado a exponer lo que se ha conocido como “amenaza pornográfica” así como a analizar el funcionamiento de determinadas fantasías en los dominios de la imaginación erótica y la imaginación del militarismo, quizá los campos en que con más crudeza se advierten las reglas de administración de los cuerpos y sus potencias.

Estoy en la plaza frente a la sede de las Naciones Unidas, que es como Disneyworld pero en vez de Mickey y Pluto hay señores con corbata. Pero la sensación de que estás viviendo una fantasía está ahí. Espero el tranvía de vuelta a la ciudad.

Entonces presencio una escena de maternaje a pelo. Sobre la acera, en un día lluvioso, una mujer le cambia los pañales a su hijo. Pienso en que está a punto de publicarse 9 lunas, el nuevo libro de Gabriela Wiener sobre maternidad. Dulce espera.

Se está bien en Ginebra. En cierta manera es como estar en la barriga de tu mamá: calentito, comiendo fondues, conectada a internet. Aquí nada malo puede pasarte, Suiza es tan limpia y tan ordenada. Se está a gusto, pero un día de estos tendré que salir.…

Me sorprende encontrarme con esta noticia en El País. O tal vez no debería de sorprenderme tanto.
Isabella Rossellini, la mujer que sale de una piscina con tacones, presenta en el Sundance un pequeño proyecto titulado Green Porno, y que consiste, no se lo pierdan, en representar la vida sexual de distintos animales: mainly insects. Interpretados por ella misma y con un diseño de vestuario que ni Barrio Sésamo.

Está claro que a Isabella le pone el fascinante mundo de la sexualidad los bichos. Cada uno con sus aficiones. Las mujeres se lanzan a dirigir porno. ¿Es esto el futuro? Sobra decir que Rossellini disfrazada de mantis religiosa tiene su morbo. Pero yo creo que con la voz que tiene esta mujer, hasta un programa de cocina presentado por ella resultaría morboso y sensual.
Pero, ¿podemos interpretarlo como un guiño irónico al mundo de la pornografía? Al fin y al cabo el postporno se define como un ejercicio de crítica y reinterpretación del porno mainstream. …